Paz, naturaleza y espiritualidad
Actualizado: 3 mar 2018
Vivir plenamente una relación con la naturaleza es extender la vida misma. Hacer desplazamientos a pie, en medio de la naturaleza nos contacta con la tierra y sus ritmos. Al caminar, se integra nuestro ritmo corporal con el entorno nos hace sentir en comunión. Caminar descalzo te hace sentir el contacto directo con el suelo. Es fascinante y a la vez, sanador.

Lo primero, para acercarnos a la naturaleza, necesitamos ser consientes que el primer espacio de naturaleza es nuestro cuerpo. Hay que bajar de la mente al cuerpo. Después, aprender a hacer incursiones contemplativas en la naturaleza: marchas silenciosas que desvelen todas las percepciones...
Este contacto con la naturaleza es fundamental. Ahora bien, esto no es contemplación... Requiere un aprendizaje más largo. Hay que desvelar la atención plena...Toda nuestra existencia está en contacto con la naturaleza. El elemento clave es darse cuenta del vínculo de la reciprocidad y que todo lo estamos recibiendo continuamente. Hay que tomar conciencia de los procesos de dónde vienen las cosas y aprender a valorar cada una de las cosas que nos rodean y nos dan la vida y el sentido de vivir.
El gran vínculo que nuestros ancestros con la naturaleza, es la conciencia de que todo lo reciben de ella y por eso fomentan la reciprocidad, como forma de agradecimiento. Necesitamos aprender a recibir y devolver, junto con la capacidad de agradecimiento. Esto nos hará venerar y respetar la tierra y así saldremos del exilio en el que nos encontramos.