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Los niños necesitan de la naturaleza

Actualizado: 24 ene 2019

Casi siempre el día a día de los niños, es una rutina de años en la que no tienen contacto de "tú a tú" con la naturaleza. Se levantan, desayunan y van de la casa al colegio, y del colegio a sus clases extraescolares, y de allí, nuevamente a la casa. Se transportan dentro de un cubo cuadrado llamado "bus escolar" y rara vez tienen la oportunidad de sentir la textura de los árboles, el aroma de la hierba, el color verde de la naturaleza y el sonido del agua. Viven en mundo abstracto a espaldas de la naturaleza.


Hoy lo niños juegan a través de una pantalla, con un control lleno botones que despliegan todo tipo de ruidos. Pero en los espacios naturales hay, sobretodo, silencio. Un silencio que permite abrir los sentidos. El canto de un pájaro o el zumbido de una mosca invitan a los sentidos a abrirse hacía ese susurro. Contrario a los sonidos estridentes y artificiales que provocan en el cuerpo la necesidad de cerrarlos para protegerse del ruido.

Cuando los niños están en espacios naturales la magia del juego los sucede: un niño empieza a explorar su entorno, encuentra palos que se transforman en espadas, en flechas o con los que construyen cabañas. Las piedrecitas y semillas hacen de frutas y verduras y, a la vez, sirven de monedas de pago.


Todas estas piezas sueltas que ofrece la naturaleza (palos, piedras, hojas, etc.) permiten al niño desarrollar un rico juego simbólico o bien usarlos para hacer creaciones más artísticas. La naturaleza es belleza, es capacidad de maravillarse y dejarse deslumbrar.

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